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lunes, 2 de enero de 2012

Hemos iniciado un año de grandes retos

Este año los salvadoreños podríamos, al fin, tomar las riendas del país


Muchas cosas se han dicho por adelantado de 2012, ríos de tinta y miles de voces han afirmado que las profecías Mayas ponen a este año como “el fin del mundo” o el fin de una era. Sea como fuere, lo cierto es que los salvadoreños iniciamos un año de grandes desafíos políticos y sociales que pueden marcar el destino de este país que desde hace varios años está inmerso en la decadencia sociocultural y política que nos ha llevado a un genocidio colectivo, a muchos a buscar en el extranjero un destino alejado de la violencia y a algunos otros a considerar el asilo humanitario como una alternativa de vida o muerte.
Hacia el 11 de marzo el país volverá a elegir diputados y alcaldes en una ocasión inmejorable para votar por personas y no por banderas. Y aunque pueda parecer ingenuo, también tendremos la oportunidad de mandar un mensaje a los partidos políticos de que la población está cansada de leyes alejadas de la realidad que viven los salvadoreños.
Ante el rosario de impuestos que ha tasado el gobierno, es necesario exigir que el Estado sea eficiente, que si los semáforos no funcionan sea la policía y no los limpiavidrios los que den paso a los automovilistas; que los empleados de ANDA que ven las fugas por robo de medidores -que no deberían ser robados si las autoridades de seguridad persiguieran a quienes los comercializan-, laboren con más celeridad.
Este año, los indignados o como quieran llamarse, deben pasar de los ordenadores a la acción. Bien dice una amiga que detrás de las redes sociales hay seres humanos y en el país ya son muchos quienes están cansados de vivir escondidos y amordazados por el miedo y la indiferencia. Tenemos por delante 12 meses para corregir el camino y trazar un mejor destino al que nos han obligado a vivir.


Twitter: @Pohemia
william.alfaro@eldiariodehoy.com

Lunes, 2 de enero de 2012

Regalos de navidad y año nuevo (2ª parte)

Sigue el recuento, como la mejor de las “cachadas” para despedir, al fin, el 2011

Seguimos con esos regalos utópicos que a los salvadoreños les gustaría entregar a quienes por alguna razón los necesitan. Muchos de ellos, aclaro, son una petición popular y, como dicen por ahí, cuando el pueblo habla...
No puede faltar en este listado los empresarios del transporte y desde luego los buseros y cobradores. A los primeros, “the people” les regala un espejo, no un retrovisor, un espejo de dos metros donde puedan verse como en la televisión cuando piden más subsidios.
A los cobradores y los microbuseros la población, que es tan sabia, les otorga una velada constante con las “trenzudas”, porque con ellas, al fin, encontraron una verdadera autoridad que los pusiera en su lugar.
Por alguna u otra razón, el alcalde de Soyapango hizo suficientes méritos para que la gente le regale un viaje a la luna en autobús y compruebe si los soyapanecos pueden aguantar un año más con los baches.
Al ministro de Seguridad le regalan un juego de tapones para los oídos y así no pierda el tiempo escuchando a los detractores y pueda responder, con hechos, a todos los salvadoreños que ruegan y claman por la seguridad.
Al TSE le regalan unos overoles y varios cientos de galones de pintura para que vuelva a pintar de colores neutrales el país, ya que, una vez más, no “pudo” detener la campaña adelantada.
A los partidos políticos les obsequian respeto, para que lo usen con la población y para que recuerden que el próximo año será el primer ensayo de votar por personas y no por instituciones políticas.
Y la gente, que comparte entre ella además de los lamentos por la masacre de impuestos, reparte más tolerancia social y política, más serenidad, “más aguante” y muchas alegrías con la Selecta y toda aquella buena gente nos hace sentirnos orgullosos de ser salvadoreños.

Twitter: @Pohemia
william.alfaro@eldiariodehoy.com

Lunes, 26 de diciembre de 2011

Regalos de navidad y año nuevo (1ª parte)

Para todos hay cortesía de la creatividad de la buena gente que siempre se reirá de las adversidades.


Un buen grupo de amigos y lectores, quienes se toman unos minutos todos los lunes para leer este espacio, me han sugerido un largo listado de utópicos regalados, algunos de ellos muy atinados y otros para cincelar a aquellos que si no cayeron, resbalaron. Veamos cómo nos queda...
Para el Gobierno, que está a la cabeza, por su importancia, desde luego, hay una cantidad de obsequios, que van desde la instalación de cientos de semáforos residenciales hasta la creación de una red mundial de comunicaciones, para que así se conozca el trabajo del Presidente Funes y en un futuro, la UNESCO lo nombre patrimonio viviente de la humanidad.
A los colegas periodistas, además de los diccionarios y los libros de sinónimos y antónimos para que no estén de adornos en el escritorio, les regalan una buena dosis de automedicación para todo 2012, y así tolerar la impuntualidad de los funcionarios y toda la parafernalia de las elecciones de diputados y alcaldes.
Me exigen una mención especial para un colega a quien le mandan, “cómo mínimo”, una enciclopedia de ciencias naturales y un libro de derechos humanos para principiantes. Ambos, actualizados.
A la Asamblea Legislativa le “recetan”, casi literalmente, una renovación total de su “farmacia” para que así pueda funcionar las 24 horas. Ojo, piden que  esté abierta al público los días de plenaria, y así el jolgorio se transmita a las calles Arce y Rubén Darío.
La población está llena de obsequios: Más paciencia y fe; más tolerancia, más valor para cambiar el destino de este país y sobre todo, mucho, muchísimo criterio para lograrlo.


Continuará...


Lunes, 19 de diciembre de 2011

Por favor, regálales un libro...

Si comenzó a comprar los regalos para los niños, se ha detenido a pensar en alguno que les alimente el espíritu

Muchos o la gran mayoría de niños en El Salvador rechazan la lectura porque les aburre, porque han tenido una pésima experiencia en la escuela, que lejos de acercarlos a los libros los aleja y los impulsa a los juegos electrónicos y a otras actividades que a la larga pueden ir en detrimento de la capacidad intelectual.
Está demostrado que un niño que lee tiene la disposición de ver las cosas desde otra perspectiva, de recrear los ambientes y las escenas que ha leído e imaginar otras nuevas. En otras palabras, crear sus propios universos, sus propias fantasías y desarrollar la sensibilidad y empatía.
En repetidas ocasiones he escuchado a Manlio Argueta, uno de los principales impulsores del fomento de la lectura, asegurar que las lecturas de Sandokán, celebre obra del italiano Emilio Salgari, lo motivó a leer apasionadamente. El resultado de las lecturas de Salgari nos brindó la oportunidad de tener en el director de la Biblioteca Nacional a uno de nuestros más importantes novelistas.
De igual manera he prestado atención a los testimonios de jóvenes que han leído un libro por recomendación de un amigo y éste se ha convertido en el detonante de la búsqueda de otro título del mismo autor u otro libro que tenga la misma corriente literaria del que ha reclamado su atención.
Tomando en cuenta todo lo anterior, jamás estaría de más regalar un libro a un niño, a un joven, y así dar la oportunidad de ver que en ellos no hay nada nocivo; que la lectura no se trata de un “castigo” y sí de una oportunidad única de cultivar algo más allá de la apariencia y la vanidad. Algo más allá de los juguetes y los morteros de navidad.  

Lunes, 12 de diciembre de 2011

Algunos propósitos para decir adiós a 2011

Que la búsqueda de la felicidad sea una constante, tan fácil como compartir con la familia y los amigos

Diciembre, de manera fiel al comportamiento de este año, avanza aceleradamente, como tratando de terminar un ciclo que ha dejado más sinsabores y contrariedades a los salvadoreños. Sin embargo, hay que dibujar la mejor sonrisa para que todas aquellas buenas semillas que dejamos en el camino den fruto el año próximo.
Esta lista de propósitos, explica el catedrático Edgardo René Chacón, se puede hacer a través de varias vías, una de ella sería un “mapa de la felicidad”, en el cual sean reflejados nuestros deseos. La mecánica es muy parecida a algunos consejos descritos en el libro de Rhonda Byrne, “El Secreto” (The Secret).
Podría describir el propósito de resolver un tema familiar que por años ha dejado sin la atención que amerita. Valdría escribir el deseo de terminar la carrera universitaria, dedicar más tiempo a la familia.
El listado puede ser tan grande como la creatividad misma pero se recomienda ser lo más especifico, lo más sincero posible, porque hay que recordar que las ideas se convierten en cosas.
De esas ideas hablamos el fin de semana con un amigo, con quien llegamos a la conclusión, nada nueva,
que la felicidad no está en el dinero y sí se encuentra en saber compartir con la gente que amas, aunque el tiempo sea breve.
No obstante, esta revelación me estremeció mucho más al volver la cara a nuestra realidad, la de un país azotado por violencia, en el cual, en 2011 han muerto más de 4,000 personas. Por eso pensaba en un deseo que nos incluya a todos, un deseo que sea firme, el deseo de más de cinco millones de  salvadoreños: Encontrar la verdadera paz, la verdadera felicidad.

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Lunes, 5 de diciembre de 2011

Tributo a esta generación de jóvenes héroes

“Queremos que se vea el otro lado de la cara de la juventud”, nos ruegan nuestros buenos muchachos

Después de dar vueltas y vueltas al tema de la violencia y escuchar durante tres días los testimonios de los jóvenes en el IV Encuentro de Periodistas Iberoamericanos sobre Juventud, alcanzo a ver una pequeña luz al final túnel.
Los muchachos tienen razón al asegurar que en los últimos años en nuestro país el término juventud se ha asociados a la violencia, estigmatizando a la gran mayoría de chicos que no tienen nada que ver en los acontecimientos negativos.
De la misma manera se ha desnaturalizado la interpretación de muchos de ellos al asegurar que son los periodistas y los medios de comunicación quienes los señalan como delincuentes, siendo la primera fuente de los medio, las autoridades de seguridad.
El evento organizado por el Consejo Nacional de la Juventud y la Organización Iberoamericana de la Juventud, dejó una afirmación estremecedora de los muchachos: "No somos el problema (de la violencia), somos la solución".
Silenciados por años, los chicos reclaman oportunidades en las áreas sociales, deportivas y culturales. Y van más allá al exigir a las autoridades de Educación y los maestros que los escuchen, un ruego que les extienden a sus padres.
Además de pedir amor y aprecio, los jóvenes quieren becas y proyectos para estar ocupados y así escapar del asedio de las pandillas, y aseguran que muchos de ellos están trabajando para cambiar a otros muchachos.
"Queremos ayudar a nuestra comunidad, que se nos tome en cuenta... Queremos que se vea el otro lado de la cara de la juventud", sostienen y subrayan que también hacen grandes esfuerzos por ser buenos, pero en sus hogares no se les escucha y fuera de ellos, la sociedad, menos.
Estos muchachos nos piden creer en ellos para que ellos puedan creer en nosotros.
Yo me declaro creyente de ellos, de esta generación jóvenes heroicos.

Twitter: @Pohemia
william.alfaro@eldiariodehoy.com


Lunes, 28 de noviembre de 2011 

El país que tenemos no es el país que queremos

La violencia que azota a El Salvador y mantiene en zozobra a sus ciudadanos es vista en el exterior como un fracaso social

El Salvador es visto en el extranjero como el principal promotor de noticias negativas junto a México y Guatemala. Y aunque muchos aquí se empeñan en considerar que es Honduras “el país más violento del mundo”, las impresiones en el exterior son distintas.
Fuera de nuestras fronteras no se habla de que tenemos unas playas espectaculares para practicar el surf. Tampoco se conoce que muchos de nuestros sitios arqueológicos están a pocos minutos de la capital o que tenemos las montañas de Chalatenango a poco más de una hora y dos lagos bellísimos como Ilopango o Coatepeque.
Y menos se habla de esa salvadoreñidad, de esa idiosincrasia que ha sido un sello para calificar al salvadoreño como una persona cálida, amable, que siempre está dispuesta a “regalar” una sonrisa y que es extraordinariamente solidaria.
Ese país del que tan mal se habla no es el que queremos, pero sí es el que, por desgracia, tenemos. No es una mentira que mucha gente no quiera viajar a nuestro país, porque genera mucho miedo.
A pesar de que la violencia golpea toda la región, muchos turistas optan por largas estancias en Guatemala, Honduras y Nicaragua y en sus recorridos por Centroamérica, en la mayoría de los casos, evitan pasar por El Salvador, a pesar de que lo asocian a una nación de gente trabajadora y amable.
Para que las cosas positivas sean visibles habrá que terminar con la inseguridad y construir el país que queremos.


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Lunes, 21 de noviembre de 2011

Las decisiones que nos involucran a todos

Los jóvenes no deben estar al margen de las grandes decisiones que se toman en el país que, al final de cuentas, heredarán.

Después de una semana podría llegar el nombramiento del nuevo ministro de Seguridad, y aunque muchos jóvenes estén interesados en mantenerse al margen del tema, a todos los salvadoreños nos involucra porque se trata del principal derecho que tenemos, el derecho a la vida.
Este se ha convertido, después de la salud y la educación, en el principal reto de funcionarios y políticos porque, aunque la gran mayoría de los miembros del Ejecutivo trata de restar importancia asegurando hasta el hartazgo que el índice de homicidios está relacionado con el control del narcomenudeo, lo cierto es que en El Salvador no debería haber un solo muerto.
Ellos lo saben, pero los jóvenes también deben saberlo y es por ello que, llegado el momento de la elección, esta persona debe estar verdaderamente comprometida en proteger las vidas de millones de salvadoreños.
Ya vendrá en los próximos tres meses una enorme oleada de políticos a pedirles el voto para las próximas elecciones, ahí cada sufragio cuenta, ahí la vida de cada salvadoreño es importante, pero pasada toda la parafernalia, cuando las aguas vuelven a su cauce, las promesas se convierten en utopías y los principales problemas del país quedan en manos del albedrío de unos pocos que olvidan que deben trabajar para las mayorías.
Los jóvenes deben estar conscientes de que si su decisión vale en unos meses, su vida vale hoy por hoy y valdrá después de las elecciones. Entonces, todos estos funcionarios y políticos que vienen a buscarlos, deben garantizarles salud, educación y el derecho a que no sean una cifra más en las estadísticas de homicidios de la PNC y Medicina Legal.
Las decisiones nos involucran a todos, sin importar la edad, la tendencia musical y los gustos por el cine, la ideología política o creencia religiosa. Al final, cada decisión marcará nuestras vidas, positiva o negativamente, y sé a ciencia cierta que millones estamos cansados de vivir en una sociedad que poco a poco se hunde en la cultura de la muerte.



Lunes, 14 de noviembre de 2011

lunes, 7 de noviembre de 2011

Las generaciones que exigen libertad

Acosados por la delincuencia, miles de jóvenes salvadoreños quieren sentirse libres en las calles, caminar y no vivir con miedo

Siempre o casi siempre que se habla de los jóvenes es para criticarlos, para decirles qué tienen que hacer, cómo deben vestirse, caminar, cortarse el cabello, qué música escuchar. La gran mayoría de las noticias en las que están involucrados los adolescentes son malas y muy pocas son positivas. Cualquiera está en el derecho de preguntar: “¿y acaso los jóvenes no hacen cosas buenas?”.
Casi siempre estamos incidiendo en su manera de ser. Les recomendamos que se alejen del “mosh” porque no nos gusta o no lo entendemos, censuramos sus vestimentas porque son extrañas, sin pensar qué quizá nosotros somos los anticuados, y nos preocupamos por miles de cosas más, pero como sociedad no hemos sido capaces de darles la libertad que tanto merecen y a la que tienen derecho.
Les exigimos que sean buenos ciudadanos, buenos estudiantes, que sean ejemplos de patriotas y republicanos, que se alejen de las malas compañías, que hagan un mejor país, pero les estamos entregando un estado amarrado con las cadenas del miedo, una nación secuestrada por la delincuencia y la inoperancia de las autoridades de justicia.
Aún así, los jóvenes siguen siendo jóvenes, siguen retando al miedo y a las autoridades ineficaces; salen a las calles para sentirse libres de las jaulas de metal en las que los hemos encerrado por décadas.
Los muchachos salvadoreños son tan buenos como los viejos salvadoreños, tan solidarios como sus abuelos, porque llevan en el ADN esa salvadoreñidad que todavía nos mantiene a flote. A pesar de vivir en el país más vulnerable y más violento del mundo, esos muchachos mantienen la sonrisa y el deseo de sacar adelante a esta patria abatida, siempre por la adversidad.
A esos jóvenes, tan buenos, nos debemos todos los salvadoreños que logramos vivir mejores tiempos. Nos debemos a ellos, para vuelvan todos los días a nuestras casas...
 

lunes, 31 de octubre de 2011

Los que se fueron, los que no debieron

Esta semana, al conmemorar el día de los Santos Difuntos, debemos recordar las razones por las cuales algunos se marcharon antes

Nos tocó nacer y, a lo mejor, nos tocará morir en este país colmado de fe y esperanza. Nos tocó ver y esperar a que dejara de sonar el plomo de una guerra que ha servido de “reivindicación” de unos pocos y no de los más necesitados. Y ahora nos toca ver y esperar a que deje de sonar el plomo de otra guerra que ha sido alimentada por la voracidad de otros pocos...
Por responsabilidad de estos pocos, llamados, convocados y auto proclamados líderes sociales y políticos, el país no puede vivir un solo día en el cual una persona no sea asesinada o muera víctima de la injusticia social. Ni tan solo un día.
Quienes se fueron por las causas anteriores jamás conocerán las respuestas que esperamos quienes hemos tenido un poco más de suerte; una fortuna que puede cambiar en cuestión de segundos, principalmente en un país en el cual se puede conseguir un arma con la misma facilidad que un teléfono celular o una película pirata.
Algo terriblemente grave pasa cuando todo el mundo, y me refiero a todas o casi todas las naciones, saben que “El Salvador es el país más violento del mundo” con más de 60 muertes por cada 100 mil habitantes. Acá, en apenas 20,742 km², hay más muertos que en Iraq, un país golpeado por una “verdadera guerra”.
Algo terriblemente grave pasa cuando todo el mundo, y me refiero a todas o casi todas las naciones, saben que “El Salvador es el país más vulnerable del mundo”. Según la Oficina de Evaluación y Coordinación de Desastres de las Naciones Unidas, el 87% del territorio salvadoreño es zona de peligro, y 95 de cada 100 personas pueden ser víctimas de alguna catástrofe “natural”.
Este luto permanente debe terminar, y para ello, “todo el mundo” debe abrir los ojos y dejar de ver normal que mueran tantos, víctimas de la displicencia de unos pocos.

Twitter: @Pohemia
william.alfaro@eldiariodehoy.com

lunes, 24 de octubre de 2011

Estado (permanente) de emergencia

Los estragos causados por las lluvias han demostrado, una vez más, la falta de interés de los políticos para evitar las desgracias


Como si se tratara de un eco que no se detiene, está una frase dando vueltas en mi cabeza: los políticos de El Salvador no están interesados en evitar todas las tragedias que aquí se viven.
Claro, no es una reflexión nueva, como tampoco es un secreto que al llegar el invierno seremos vulnerables, así como todos los días somos indefensos ante la violencia, porque poco o casi nada se hace.
Nada de lo descrito anteriormente es nuevo, y ahí radica lo perverso, la gente sale de sus casas con el único deseo de volver, sano y salvo. Las madres esperan por las noches que sus hijos estén encerrados en sus hogares. Entonces, la misma vocecita me pregunta: ¿y esto es vida?
Esto jamás podría ser vida o parecerse a la vida. La vida debe ser otra: niños jugando en el parque, regresando tranquilamente de sus escuelas; jóvenes reunidos en las plazas, conversando, practicando algún deporte, siendo adolescentes...
No estoy hablando de una sociedad idílica y tampoco tengo que irme tan lejos. Vale recordar que durante el conflicto armado, muchos tuvimos ciertas libertades que nuestros chicos no pueden experimentar, principalmente, el más grande derecho de todos: el derecho a la vida.
Acá todo es al revés, los salvadoreños solo tenemos el derecho a morir. “De esos sí estamos seguros. Algún día moriremos”, reza a una frase popular en nuestros barrios.
Y vuelve la vocecita: "esto debe cambiar, ¿quiénes son los responsables?"
Ahhhh, respondo sin tratar de perder la cordura, desde luego que debe cambiar, y los responsables son los mismos, quienes no quieren darles a las leyes el sentido mismo de la vida, quienes saben que debe existir una ley —que se cumpla— que ayude a evitar los daños causados por las lluvias y tantos males que no nos dejan vivir plenamente.
La vocecita ríe a carcajadas en mi cabeza.


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lunes, 17 de octubre de 2011

Querella de amor en tiempos modernos

Parodiando a Pedro Infante: pero quiero más a mi celu, porque por él te escribo...

Elvira Lindo, escritora española, cuenta en una reciente columna en el periódico español El País que en varias ocasiones ha sido citada por personas que le muestran un gran afecto a través del Facebook, de msn y tantas redes sociales que existen. Pero todas estas muestras de cariño se ven truncadas cuando se reúne con sus apasionados amigos y éstos pasan más tiempo atendiendo las redes sociales y los mensajes que reciben en su celular. 
“Esas personas me dicen que me adoran. Que me adoran y que cuentan los días para verme. Que cuentan los días y que me quieren. Que me quieren y que nos va a faltar tiempo en una cena para contarme todo lo que me tienen que contar. Que nos va a faltar tiempo y que están deseando conocer mi opinión. Que desean conocer mi opinión y que nadie como yo para compartir este y otro secreto. ¿Y por qué? Porque soy adorable. Eso me dicen”, cuenta Lindo.
Insiste que toda esta rebosante manifestación de amor está marcada por la revitalización del género epistolar, ahora que está de moda mandar —sin razón ni medida— mensajes, colgar tweets, que parecen, como dijo un compañero de esta redacción, telegramas.
“Esas personas de las que hablo, las mismas que me adoran por escrito, suelen tener un iPhone o una Blackberry, a través de los cuales me escriben a mí esos deliciosos mensajes. El problema es que mientras están conmigo no renuncian a comunicarse con terceras personas. Con un ojo me miran a mí, que estoy situada a la izquierda, por ejemplo, y por el rabillo del otro, miran a su querido aparatito”, confiesa.
Mientras la leo, me pregunto: ¿cuántas veces habré sido uno de estos amigos, o cuántas veces he visto esta escena en la mesa contigua o en mi mesa?
Lindo reafirma su desconcierto porque la persona que tanto la ama no puede olvidarse del móvil por una hora, entonces sentencia: “no me quieras tanto”.
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lunes, 10 de octubre de 2011

“¿Y si vamos a Cihuatán, profe?”



En este mes de despedidas las escuelas deberían plantear actividades culturales

Desde hace algunos años he observado, como padre, que las escuelas cada día se alejan más de las “actividades educativas”. No es que dejen de hacer eventos en los que participan los niños, pero no basta con bailar “El Carbonero” y “Las Cortadoras” y cantar cada semana el himno nacional.
También me preocupa que muchas escuelas insistan en las famosas excursiones a los balnearios que no visitan solamente estudiantes ni están custodiados por la policía. Dicho en otras palabras, lugares que no son educativos, no tienen ningún interés cultural y que carecen de cualquier tipo de seguridad.
Por el contrario, cuando se les pregunta a los niños si conocen sitios como Joya de Cerén, el Museo Nacional de Antropología o Cihuatán, no saben de qué se les habla o tienen una vaga idea sólo por los libros de texto, ya que estos lugares no están dentro del programa de excursiones.
Las actividades de esparcimiento fuera de la escuela, además de constituir momentos de diversión para el menor, pueden ser aprovechadas para enriquecer su conocimiento del medio y complementar de manera empírica muchos de los aprendizajes teóricos que reciben en las aulas.
Así, si se les ha hablado durante todo el año de medioambiente, arqueología, historia, geografía o economía, las experiencias en la naturaleza, en sitios históricos, en las montañas o volcanes o, incluso, en fábricas o granjas del país, les podrían proporcionar experiencias directas para aprender a valorar y comprender mejor su entorno natural y cultural.
Profesores y comités de alumnos, no tengan miedo a prescindir este año de unos chapuzones en los turicentros y anímense a vivir una experiencia única en aquellos lugares que son auténticamente nuestros.

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sábado, 8 de octubre de 2011

Leo Messi y Bruce Lee pasean por Santa Tecla

Las estrellas son los rostros de una campaña de lectura en La Libertad

Siempre he creído que la mejor manera de convencer a una persona es a través de la creatividad. Llegarle por donde menos lo espera o, en el mejor de los casos, por donde más le gusta. Este es el caso de la campaña de fomento de lectura de la alcaldía de Santa Tecla y el Museo Tecleño (Mute), que han echado mano de dos iconos mundiales: la desaparecida estrella del cine y las artes marciales, Bruce Lee, y el espectacular delantero del Barcelona, Leo Messi.
“Leo en Santa Tecla”, al igual que Lee, rezan dos coloridos botones con las imágenes de las celebridades. “Leo para pensar. Leo para aprender. Leo para conocer. Leo para ganar... Santa Tecla lee”, asegura la campaña que ha causado sensación en muchos de los visitantes al Palacio Tecleño.
La iniciativa de lectura del Mute, me recuerda la genial y agresiva campaña de las librerías Gandhi, en México, que busca que cada lector se sienta orgulloso de serlo y, obviamente, demostrarlo. “Leer te transporta. Literalmente”, asegura una de los promocionales de la librería.
En nuestro país, los principales vendedores de libros están integrando este tipo de planes dentro de sus estrategias comerciales.
También hay algunas acciones públicas encaminadas a potenciar y fomentar este sano hábito, como el Plan Nacional de Fomento de la Lectura —impulsado por la Secretaría de Cultura—, el cual incluye el Bibliobús, todo un incentivo para los niños. Por su parte, el Centro Cultural de España ha formado un club de lectura infantil, al igual que algunas ONG que trabajan con niños y jóvenes de comunidades en riesgo.
Ya me gustaría ver a Leo y a Lee caminando por todas las calles de El Salvador, los autobuses, los cafés y, para ello, solo bastaría ver a una persona sujetando un libro en la aplicación de encendido, es decir abierto y leyendo.


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lunes, 19 de septiembre de 2011

Nick y el maravilloso "Circo de la Mariposa"


Hay personas que sirven de inspiración a otras, y éstas son las más sencillas...

Nick James Vujicic es una de esas personas excepcionales. Nació sin brazos y piernas, en Melbourne, Australia, en diciembre de 1982. Pero estas limitaciones, que para muchos marcan la razón de vivir, son para este chico un reto, una oportunidad de vivir con desafíos y, a su vez, servir de inspiración para muchos.
Vujicic estuvo en El Salvador el año anterior. No todos tuvimos la oportunidad de verlo, pero no es necesario estar con él en el mismo auditorio para que sus buenas vibras y sus ganas de vivir se fundan con las de uno. Solo basta conocerlo y sobran las razones para valorar quienes somos, lo que tenemos y todo lo que está por delante, por hacer...
"Cada día trato de ponerme nuevos desafíos, me encanta divertirme y un día quise surfear, alguien me empujó hacia la ola y tenía que levantarme, traté unas 15 veces y no podía lograrlo, la gente me veía en la playa y me ponía más nervioso, después de varios intentos logre levantarme y me dije ¡sí!, pero la tabla seguía deslizándose en el agua y me puse a pensar que tenía que hacer algo genial, entonces giré sobre ella (...) Resulta que nadie había hecho eso en la historia, así que salí en la portada de la revista Surfing, esto fue una lección para saber que uno no sabe lo que puede lograr hasta que trata", relató Vujicic en nuestro país.
Hace poco conocí más sobre la vida de Nick a través de Youtube, por una de esas tareas que te dejan helado y que ayudan a cambiar la percepción que se puede tener de la vida o a reafirmar aquellos valores que comparto con la gente que quiero.
También vi "El Circo de la Mariposa", un western que él mismo protagoniza a través del personaje de Will, un hombre con discapacidad severa que asume su inferioridad porque eso es lo que ha oído siempre de los demás y se lo termina creyendo. Pero tiempo después, Will se da cuenta de que a pesar de sus limitaciones, es tanto o más capaz que cualquier persona y es en ese cambio de actitud donde encuentra finalmente su éxito.
Todos llevamos un Will o Nick por dentro, todos estamos llenos de discapacidades, pero todos, independientemente de las dificultades, podemos superarlas. Lo único que necesitamos es llenarnos de inspiración y saber que, tal y como le dicen a Will en un momento de la película, "cuanto más grande es el reto, más glorioso será el triunfo".

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lunes, 12 de septiembre de 2011

Una provocación a los sueños, ¿irrealizables?


La siguiente fantasía está inspirada en una historia real

Ayer domingo fui a ver el estreno de “Héroes de Arena”, un filme creado por varios cineastas salvadoreños, quienes, por primera vez, se pusieron de acuerdo para una creación que está más allá de sus egos, un homenaje a unos salvadoreños que enterraron, por fin, el mito de Mágico González. Una fortuna para él y para nosotros quienes amamos el fútbol, quienes ya necesitábamos desde hace muchos años otros derroteros,

La historia inicia en La Pirraya, una isla en la Bahía de Jiquilisco, cuando el sol está por besar el horizonte, un bronceado lugareño llamado Agustín limpia el sudor de su cara con el antebrazo de la mano derecha. En ella lleva una red con peces y, en la mano izquierda, una vieja pelota que desprende hilos de sus costuras.
En la siguiente escena se observa a Agustín rodeado de miles de personas que corean su nombre y el de otros jóvenes en las afueras del aeropuerto de Comalapa. “Tín” sostiene en su mano derecha, en la misma que antes estuvieron los peces, un pequeño trofeo. Lo sujeta con firmeza, las venas de su firme brazo lo confirman, está nervioso y sus ojos al borde del llanto.
Tín sale de la terminal aérea, levanta el brazo en el que sujeta la presea y la multitud grita su nombre y el de El Salvador. Su compañeros sonríen, como lo hizo Julia Roberts en “Notting Hill” al quedar cegada por los destellos de los flashes. Mientras, la banda sonora va en crescendo al ritmo de el “Pájaro Picón Picón”.
La imagen se ha difuminado, Tín abre los ojos y sale de un viejo ranchito con las primera luces de sol. A pocos metros lo esperan otros pescadores, muchos de ellos son los jóvenes que estaban con él en el aeropuerto. Todos suben a una lancha llamada Rávena, el mar les muestra un color azul cada vez más intenso, ellos preparan las redes.
La película acaba de iniciar y yo me acomodo en una de las butacas, limpio mis anteojos y miro de soslayo a mi vecino. Él voltea a verme, me sonrié y me saluda. Respondo con seco hola e, inmediatamente, me doy cuenta que es Agustín Ruiz, el protagonista de la historia.
“A ver qué te parece el filme...”, le comento. Él sonrié nuevamente y asegura: “Debe ser buena, lo más difícil ya pasó...”.
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