martes, 30 de junio de 2009

Un plan de gobierno para la Cultura que jamás se echará a andar

Este artículo lo escribí unos días antes del nombramiento de la señora Breny Cuenca como titular de Concultura. Estuvo a punto de salir publicado en EDH, en el área de opinión. Lo dejo como lo que es, un registro y análisis personal.



Un plan de gobierno para la Cultura que jamás se echará a andar

William Alfaro


"Circo beat, Circo beat
todo el mundo juega aquí en el circo beat
circo beat, circo beat
rayos y culebras en el circo beat"

Fito Páez


He tratado de mantenerme al margen de toda la parafernalia del tema Concultura, al margen porque la noche del miércoles 10 de junio, fecha en la que se realizó el partido de Honduras contra El Salvador, preferí pensar en el fútbol y no ahondar en todos los comentarios que me hicieron amigas y amigos que asistieron "al espantoso encuentro por la cultura en El Salvador".
Estamos a pocos días para que termine el mes de junio, el primer mes bajo la presidencia de Mauricio Funes, representante del FMLN, partido que ha demostrado una vez más su divorcio con la cultura, su desprecio a los intelectuales y la prepotencia para soslayar un tema tan sensible para el país.

Días atrás tuve oportunidad de volver a revisar el plan de gobierno de Funes en relación al tema cultural, un plan de gobierno que no caminará jamás porque sencillamente no tenían a la "persona idónea", o ideológicamente idónea para desempeñar el puesto de presidente de Concultura.
De moda están los nombres de Manlio Argueta, indiscutible para el puesto, pero con el único pecado de haber trabajado para la derecha de este país, es decir para Concultura bajo la dirección de un gobierno de derecha.

Y así como Manlio hay más, desacreditados por haber sido reconocidos medianamente por las administraciones pasadas.
Ahora aparecen falsos profetas —otra frase de moda—, mesías y mediocres que poco ayudan a aclarar el verdadero panorama de la cultura salvadoreña, "en crisis" ininteligible, incompresible y al borde del olvido. Luego vienen las rasgaduras de ropa al tratar de explicar por qué se mira hacía afuera, a las propuestas culturales de otras naciones, y es más que obvio, por la falta de valor de las nuestras, la falta de criterio y desvergonzada exigencia sin propuestas.

En el plan de gobierno de Funes, 2009-2014, en la "Política de cultura, educación, ciencia y tecnología", en algunos de sus apartados, habla de "estimular la identidad", de "estrechar y conservar vínculos culturales", y lo más grave y delicado, de "Elevar a rango ministerial la institucionalidad gubernamental encargada de la administración pública en materia de cultura".

¿Por qué es grave lo anterior? Porque ni culturalmente ni políticamente ni administrativamente tienen idea de lo que harán. Es simple, la administración de Funes, en compañía de sus asesores tenían planificado qué hacer en temas económicos y seguridad, lo cual me parece atinado en un país en el que mueren 13 personas cada día y en el cual el costo de la vida está por la nubes. Pero en términos culturales no habían previsto quién se haría responsable de Concultura o del ministerio que tratan de establecer.
Esa persona que buscan no existe dentro de la estructura íntima del FMLN, a no ser algún intelectual repudiado por el mismo círculo de pensadores por estar inmerso en el plagio y la piratería. Lo demás, como lo dijo Roque Dalton, ajusticiado por sus compañeros, incomprendido por misma elite de pseudo-intelecuales y alabado en tiempos de moda cultural, son "los siempre sospechosos de todo", por ser críticos y dejar de lado la mediocridad que tanto daña a este país.
En fin, para cuando llegue el nombramiento de ese magnánimo pensador, no sólo tendrá que lidiar con el pandemónium, con los egos y las exigencias de los cientos de artistas, académicos y científicos, tendrá que trabajar por la cultura... Me pregunto, ¿le quedará tiempo?

San Salvador 25 de junio de 2009

Muerto el rey, viva la leyenda (Pequeñas palabras)

Muerto el rey, viva la leyenda

William Alfaro,
periodista
El Diario de Hoy

La muerte de Michael Jackson se veía venir desde hace muchos años, pero nadie lo quiso ver desde esa perspectiva.
La fuertes depresiones en las que caía constantemente el rey del pop, pusieron el aviso de que cualquier día podría encontrar una salida en el suicidio, un suicidio médico, una manera de morir, sin querer morir, a través de los fármacos, de la misma manera que en enero del año anterior Heath Ledger acudió a su cita con la muerte.
La vida y muerte de Jackson es digna de unas de las obras más significativas de cualquier nivel o estilo literario.
En 100 ó 200 años bastará para que cualquiera descubra en las bibliotecas virtuales que Jacko nació negro, fue uno de los principales precursores de la cirugía estética, vivió en un mundo de fantasía creyendo que poseía el alma de Peter Pan, vendió más discos que nadie en el mundo y murió siguiendo el rito del rey del rock and roll, Elvis Presley, con una sobredosis.
Jackson, con un estilo autentico, se atrevió a bailar sobre la luna y creó un antes y después de los vídeoclips, de los espectáculos en vivo, de la participación de grandes estrellas del cine, la televisión y el deporte en sus vídeos.
Y también fue el mayor rey de los escándalos. Acusado de violación, de evadir sus responsabilidades en el pago de sus propiedades e incluso, pudo ser acusado de intento de homicidio “¿involuntario?”, luego de aquella famosa escena en la cual sacó a uno de sus hijos y lo exhibió al público por una ventana.
Vivió una vida de locura, y así fue marcando, al mejor estilo de su musical Billie Jean, más de cuatro generaciones, a las cuales tocó con su música, su singular energía, la cual marcará a la leyenda, un mito que nadie podrá borrarlo.

Chalate, ¿si no vende, se bota?

Chalate, ¿si no vende, se bota?

William Alfaro, periodista

El Diario de Hoy

En Chalatenango se terminó la alegría. La vendió Salvador Cardoza de la misma manera que la compró: En la mayor oscuridad.
Para los seguidores norteños, la manera en la que baja el equipo es lo que menos duele; much
os tenían claro que el ex diputado del PDC lo usó como recurso político para llegar a la Asamblea Legislativa en el periodo anterior y que al perder la curul en las elecciones de enero pasado, dejaría al Chalate en manos de otros, en el peor de los casos, lo vendería; pero no a los santarroseños.
Cardoza compró la categoría del Nacional 1906, puso al Chalatenango en Primera, y así integró a su circo a las famosas “vaqueritas” con los colores del PDC y logró, sin méritos propios, convertirse en “padre de la patria”.

Eso fue hace cuatro años, y ahora que el equipo no le sirve más, ni la afición que no votó por él, vende la categoría y tira a la basura lo no rentable, no sin recuperar unos cuantos dólares.

Como Cardoza, hay muchos en la Asamblea y en las sillas edilicias, que unos días son mecenas del deporte, juegan con él y la alegría de los pueblos y después, la venden.

jueves, 11 de junio de 2009

lunes, 1 de junio de 2009