martes, 30 de junio de 2009

Muerto el rey, viva la leyenda (Pequeñas palabras)

Muerto el rey, viva la leyenda

William Alfaro,
periodista
El Diario de Hoy

La muerte de Michael Jackson se veía venir desde hace muchos años, pero nadie lo quiso ver desde esa perspectiva.
La fuertes depresiones en las que caía constantemente el rey del pop, pusieron el aviso de que cualquier día podría encontrar una salida en el suicidio, un suicidio médico, una manera de morir, sin querer morir, a través de los fármacos, de la misma manera que en enero del año anterior Heath Ledger acudió a su cita con la muerte.
La vida y muerte de Jackson es digna de unas de las obras más significativas de cualquier nivel o estilo literario.
En 100 ó 200 años bastará para que cualquiera descubra en las bibliotecas virtuales que Jacko nació negro, fue uno de los principales precursores de la cirugía estética, vivió en un mundo de fantasía creyendo que poseía el alma de Peter Pan, vendió más discos que nadie en el mundo y murió siguiendo el rito del rey del rock and roll, Elvis Presley, con una sobredosis.
Jackson, con un estilo autentico, se atrevió a bailar sobre la luna y creó un antes y después de los vídeoclips, de los espectáculos en vivo, de la participación de grandes estrellas del cine, la televisión y el deporte en sus vídeos.
Y también fue el mayor rey de los escándalos. Acusado de violación, de evadir sus responsabilidades en el pago de sus propiedades e incluso, pudo ser acusado de intento de homicidio “¿involuntario?”, luego de aquella famosa escena en la cual sacó a uno de sus hijos y lo exhibió al público por una ventana.
Vivió una vida de locura, y así fue marcando, al mejor estilo de su musical Billie Jean, más de cuatro generaciones, a las cuales tocó con su música, su singular energía, la cual marcará a la leyenda, un mito que nadie podrá borrarlo.

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