lunes, 31 de octubre de 2011

Los que se fueron, los que no debieron

Esta semana, al conmemorar el día de los Santos Difuntos, debemos recordar las razones por las cuales algunos se marcharon antes

Nos tocó nacer y, a lo mejor, nos tocará morir en este país colmado de fe y esperanza. Nos tocó ver y esperar a que dejara de sonar el plomo de una guerra que ha servido de “reivindicación” de unos pocos y no de los más necesitados. Y ahora nos toca ver y esperar a que deje de sonar el plomo de otra guerra que ha sido alimentada por la voracidad de otros pocos...
Por responsabilidad de estos pocos, llamados, convocados y auto proclamados líderes sociales y políticos, el país no puede vivir un solo día en el cual una persona no sea asesinada o muera víctima de la injusticia social. Ni tan solo un día.
Quienes se fueron por las causas anteriores jamás conocerán las respuestas que esperamos quienes hemos tenido un poco más de suerte; una fortuna que puede cambiar en cuestión de segundos, principalmente en un país en el cual se puede conseguir un arma con la misma facilidad que un teléfono celular o una película pirata.
Algo terriblemente grave pasa cuando todo el mundo, y me refiero a todas o casi todas las naciones, saben que “El Salvador es el país más violento del mundo” con más de 60 muertes por cada 100 mil habitantes. Acá, en apenas 20,742 km², hay más muertos que en Iraq, un país golpeado por una “verdadera guerra”.
Algo terriblemente grave pasa cuando todo el mundo, y me refiero a todas o casi todas las naciones, saben que “El Salvador es el país más vulnerable del mundo”. Según la Oficina de Evaluación y Coordinación de Desastres de las Naciones Unidas, el 87% del territorio salvadoreño es zona de peligro, y 95 de cada 100 personas pueden ser víctimas de alguna catástrofe “natural”.
Este luto permanente debe terminar, y para ello, “todo el mundo” debe abrir los ojos y dejar de ver normal que mueran tantos, víctimas de la displicencia de unos pocos.

Twitter: @Pohemia
william.alfaro@eldiariodehoy.com

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