lunes, 12 de septiembre de 2011

Una provocación a los sueños, ¿irrealizables?


La siguiente fantasía está inspirada en una historia real

Ayer domingo fui a ver el estreno de “Héroes de Arena”, un filme creado por varios cineastas salvadoreños, quienes, por primera vez, se pusieron de acuerdo para una creación que está más allá de sus egos, un homenaje a unos salvadoreños que enterraron, por fin, el mito de Mágico González. Una fortuna para él y para nosotros quienes amamos el fútbol, quienes ya necesitábamos desde hace muchos años otros derroteros,

La historia inicia en La Pirraya, una isla en la Bahía de Jiquilisco, cuando el sol está por besar el horizonte, un bronceado lugareño llamado Agustín limpia el sudor de su cara con el antebrazo de la mano derecha. En ella lleva una red con peces y, en la mano izquierda, una vieja pelota que desprende hilos de sus costuras.
En la siguiente escena se observa a Agustín rodeado de miles de personas que corean su nombre y el de otros jóvenes en las afueras del aeropuerto de Comalapa. “Tín” sostiene en su mano derecha, en la misma que antes estuvieron los peces, un pequeño trofeo. Lo sujeta con firmeza, las venas de su firme brazo lo confirman, está nervioso y sus ojos al borde del llanto.
Tín sale de la terminal aérea, levanta el brazo en el que sujeta la presea y la multitud grita su nombre y el de El Salvador. Su compañeros sonríen, como lo hizo Julia Roberts en “Notting Hill” al quedar cegada por los destellos de los flashes. Mientras, la banda sonora va en crescendo al ritmo de el “Pájaro Picón Picón”.
La imagen se ha difuminado, Tín abre los ojos y sale de un viejo ranchito con las primera luces de sol. A pocos metros lo esperan otros pescadores, muchos de ellos son los jóvenes que estaban con él en el aeropuerto. Todos suben a una lancha llamada Rávena, el mar les muestra un color azul cada vez más intenso, ellos preparan las redes.
La película acaba de iniciar y yo me acomodo en una de las butacas, limpio mis anteojos y miro de soslayo a mi vecino. Él voltea a verme, me sonrié y me saluda. Respondo con seco hola e, inmediatamente, me doy cuenta que es Agustín Ruiz, el protagonista de la historia.
“A ver qué te parece el filme...”, le comento. Él sonrié nuevamente y asegura: “Debe ser buena, lo más difícil ya pasó...”.
Twitter: @Pohemia
william.alfaro@eldiariodehoy.com

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