William Alfaro, periodista
El Diario de Hoy
El domingo 22 de febrero, mientras en el Teatro Kodak, en Hollywood creció la parafernalia de la entrega de los Oscar, acá en San Salvador y gracias a la complicidad de Jorge Ávalos, quien adelantó que "Slumdog Millionaire" (¿Quién quiere ser millonario?) ganaría, pude ver, al fin, el aclamado y esperado filme.
Tenía noticias de la película dirigida por Danny Boyle. Alguien por ahí me dijo que le recordó a "Cidade de Deus" (Ciudad de Dios), la cinta que catapultó en 2002 a Fernando Meirelles, quien, en una adaptación de la novela de Paolo Lins, describió la extrema realidad que vive un grupo de adolescentes en una de las peligrosas favelas de Brasil.
El nobel portugués José Saramago, me confirmó, en un artículo, unos días antes de la entrega del Oscar, que "Slumdog Millonaire", la encuentra "muy parecida a Ciudad de Dios".
Las películas coinciden en varios puntos. La desesperanza en la que crecen los chicos de Río de Janeiro y Bombay. La reivindicación de, al menos uno de ellos, los que salen para ver un futuro, no escrito, pero oníricamente mejor.
Se podría decir que las cintas no pretenden mostrar más allá que el existencialismo en el que crecen estos jóvenes. Realidades, quizá, muy parecidas a las de chicos que crecen en los pasajes de las colonias de Soyapango, Apopa, o en las comunidades de San Marcos.
Muchachos y muchachas que en silencio han abandonado las maras, las drogas, la prostitución, y que tienen vidas dignas de un Oscar.
A veces, en esas reuniones de intelectuales, se ha dicho una y otra vez que El Salvador, y San Salvador, específicamente, es el verdadero Macondo de Gabo, o la "Ciudad de Dios", donde todo, o casi todo puede pasar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario