viernes, 22 de mayo de 2009

Otro cuento de fútbol


Rudo y cursi, versión guanaca

“Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él”.
Jonathan Swift

Bueno, por hoy cerraré el primer capítulo de este cuento sobre la mesa deportiva de la APES. Hablé con uno de los miembros de la Junta Directiva de la institución, quien se solidarizó con el tema y me explicó que puedo regresar el próximo torneo. Lo dudo mucho, creo que tengo cosas mas importantes por hacer. Sin embargo, llegaré ocasionalmente a apoyar a mis compañeros.
Ya por ahí, un amigo de muchos años, periodista también, y cercano a uno de los miembros de la mesa deportiva me comentó que "yo había soltado veneno". Entendí que sabía poco del tema a pesar de que, según él, ya había leído los comentarios sobre el suceso.

Lo dicho en los post anteriores, todo esto es producto de la falta de criterio y la mediocridad. Desde luego que hay temas más importantes y ajenos al humor, pero no es necesario que un día u otro aparezca otro colega silenciado por ese grupito que juega al fútbol por jugar a la canasta.

En fin, yo le veo poco futuro al torneo, y es más grave, cuando se habla de unidad en el gremio, si cada partido termina en una tángana y en la mesa expulsan, casi siempre, a dos o tres. Sin duda alguna terminarán sin jugadores. Eso me causa más gracia y resquemor, sí, es ambiguo.


PD. El epígrafe de este apunte lo robé de una excelente novela que terminé de leer días atrás: La conjura de los necios, obra póstuma y ganadora del Pulitzer 1981, de John Kennedy Toole.

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