viernes, 15 de agosto de 2008

¿Crisis en LPG?

La Prensa Gráfica deja cesantes a casi 170 trabajadores

Redacción Diario Co Latino

El despido masivo de personal de redacción, diagramación, técnicos, personal administrativo, hasta alcanzar al menos 170 personas, en el matutino La Prensa Gráfica, ha puesto de manifiesto la inseguridad laboral que afecta al gremio periodístico salvadoreño, ante medidas empresariales comprometidas con sus propios intereses políticos, sociales y económicos.

Uno de los despedidos informó a Diario Co Latino, que entre los despedidos se encuentra el jefe de la sección Gran San Salvador, Ulises Marinero, quien poseía más de 15 años de trabajar para dicho medio medio.

Asimismo, se supo que otro grupo de periodistas del proyecto "El Gráfico", que edita un producto informativo de deporte a nivel nacional e internacional, fueron también afectados con el recorte de personal.

Del personal de redacción, según las fuentes, fueron despedidos 40 periodistas. Aunque no se ha podido indagar sobre las razones del despido masivo, se supo que Héctor Silva Ávalos, Gerente de Información, se reuniría esta noche, con los afectados para explicarles el motivo de cesantía, bajo una estricta confidencialidad. Sin embargo se anticipó que la empresa adujo problemas económicos.

En un programa televisivo, Silva Ávalos, destacó que los periodistas en La Prensa Gráfica, eran bien pagados y gozaban de buenas prestaciones sociales, y por supuesto de seguridad laboral.

A esta acción se suma la última reingienería del medio de información, por lo que cesaron el pago de las horas extras por días libres y la implementación del turno domiciliar que consiste en que el periodista o la periodista, se queden en su hogar esperando la llamada para ir a trabajar, sin recibir ninguna remuneración por ello.

Esta no es la primera vez que suceden despidos masivos en La Prensa Gráfica.

En una primera reacción, el Sindicato de Periodistas y Similares de El Salvador (SINPESS), expresó su condena ante este tipo de acciones empresariales, afirmando que sólo demuestran una política violatoria a los derechos laborales, sociales y económicos de los y las periodistas en el país.

Según el reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, esta vez dedicado al empleo, señala que en El Salvador, sólo dos de cada diez salvadoreños tienen "empleo decente", el resto vive en el subempleo, mientras que el 7% en desempleo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Noticia de verdad: los responsables de los despidos en LPG
Los despidos de los 170 empleados de LPG no fueron por crisis económica. La Prensa no está en números rojos. Simplemente esta empresa, administrada con los pies, está recibiendo un ingreso menor, producto de las decisiones desatinadas de sus directores y administradores. Y esas pésimas acciones derivaron en que 170 personas y sus familias, que no habían influido en ese destino trágico, se llevaran la peor parte. El Grupo Dutriz estaba preocupado, en efecto, porque el papel está más caro, porque hay menos publicidad. Esa situación, sin duda, implicaba mayores costos, pero no al grado jugar con el futuro de la gente. Sobre todo porque la solución, sin ser estrategia, está más clara y no se atreven a ejecutarla. La Prensa creció de forma desordenada y sin estrategia. Se lleno la boca como el medio con mayor cantidad de revistas especializadas, de tener un periódico deportivo, de llegar a toda Centroamérica. La voracidad de figurar está pasando factura. No hubo planificación de cada uno de estos nuevos productos. Crecer por el simple hecho de generar más ventas es uno de los más graves errores que una empresa comete. Hay que estar preparado para ello. A pesar de ello, no se decidieron por lo obvio: sacrificar productos poco rentables. No, debilitaron a la raíz, lo que les dio su nombre, de dónde sacan el dinero: del periódico. Prefirieron, erróneamente, apostarle al recorte de personal y no al de productos mediocres y sin futuro. Todo porque en LPG no hay ejecutivos bien preparados que pudieran anticiparse a la situación. Nadie lo hizo, porque sus directores carecen de sentido común y de habilidades directivas. Y ellos ahí siguen. Sus familias tienen techo seguro, comida, mientras otro empleado trata de emigrar a Estados Unidos, otro más lucha contra la depresión y tendencia suicida diagnosticada en la misma clínica empresarial. Otro se debate dando clases en una universidad, a penas una materia, y otra con un trabajo a medio tiempo que le permite pagar un poco tantas deudas. Otros tantos, la inmensa mayoría, sufren por la ansiedad de no encontrar nada. De haber tocado tantas puertas sin tener respuesta. Esta es la única catarsis. Mientras, Héctor Silva, gerente de redacción, se va de vacaciones para quizás intentar olvidarse de que en sus manos tuvo a 30 familias y, sin corazón, que solo buscando llenar un número requerido, hizo sumas hasta llegar a la cifra. Bingo: 30 empleados de redacción fuera.
Pero qué se puede esperar de gente poco preparada administrativamente. Se centraron tanto en convertirse en los mejores periodistas que se olvidaron de cultivar algo tan importante entre sus capacidades: el área administrativa. Por eso no es de asombrarse de lo que han hecho, porque no tenían ni la más mínima idea de cómo hacerlo. Sus capacidades, en ese sentido, son limitadísismas. Ni siquiera como gerente, Silva tuvo la valentía de dar la cara y despedir. Se escondió en otras labores de ese día aciago para no ver de frente a los cesantes. ¿Es así como debe ser un buen gerente? Y las demás jefaturas también dejan mucho que desear en esa área específica. El subjefe de información, José Luis Sanz, es tan incapaz hasta en sus labores periodísticas que todos los mandos medios detestan trabajar al lado de él y a eso se le suma la poca capacidad administrativa, donde se vuelve más incompetente. No todo se queda ahí. El otro subjefe de información, Luis Laínez, fue el objeto de deseo de LPG durante muchos años por su labor en el área política en EDH y El Mundo. Pero lo convierten en jefe y le delegan secciones de las cuales no tiene ni el menor conocimiento. Todo porque la editora de la sección, Karla Ramos, está en su puesto porque se rumora que se ha acostado con cuanta jefatura ha podido. Ahí estará segura. Pero aun faltan culpables. El jefe de contenidos visuales, Enrique Contreras, es uno de los mas farsantes que se ha ganado el puesto y su sueldo a través de hacer buenas relaciones públicas con todos los directores e incluso el dueño, José Roberto Dutriz. Es de esos que tiene el don del convencimiento y es un vendedor nato, un vil comerciante de espejismos. Después le sumamos a una pareja letal. Son esposos y tal para cual. El veneno les fluye a ambos por cantidades monumentales. Se trata de Margarita Funes, jefe de multimedia, y Vladimir Lara, jefe de fotografía. Él, al fiel estilo militar heredado por su anterior jefe Fernando Golscher (hoy gerente de El Gráfico….), ha creado en fotografía uno de los departamentos más vulnerables y más llenos de estrés. Es jefe de nombre, pues además de molestar a sus empleados (y haber requerido favores sexuales de algunas fotoperiodistas) solo se va a la UTEC a terminar su carrera. Ni la licenciatura ha finalizado y se dedica a devengar un salario por hacer sus tareas en la computadora que la empresa le da en las horas de oficina, cuando no está jugando nintendo. Su esposa es una arpía que denigra con dolo a quien ella quiere, con el único motivo de demostrar poder. Pero falta el más grande de los responsables de esta pésima administración. El mayor de todos.
Gabriel Trillos, el flamante director editorial, quiso que su gestión se tradujera en mayores productos para la compañía. Nació El Economista Regional, Life&Sports, Campus, para que él – a través de la creación de esas nuevas revistas desde la redacción – se ganara el pulso de obtener ese puesto y tener el control de todos los productos editoriales. Y así fue. Irónico que uno de los empelados más leales, que lo impulso para que llegara a ese puesto es parte de los despedidos (Chivatada). Cuando Gabriel llegó al tan ansiado puesto, el poder lo cegó por completo. Se trataba de un director y debía darse su lugar. Ya no saluda, ya no se mete con la chusmas de redacción. Se olvidó de sus amigos del equipo de fútbol, de que amanecía ebrio en diversas fiestas (abrazado de algunos de los despedidos, mientras los invitaba a tomar) y de que se había aprovechado de su puesto para acostarse con cuanta mujer, esperando promoción, le abrió las piernas (y otras de otras áreas que quisieron un poco de fama por estar con una alta autoridad de LPG, como según dicen fue la ingenua de Sandra Peña, jefe de marca que sin duda no sebe ni siquiera que significa ese puesto). Ese es el director editorial, un borracho y acosador que se aprovechó de venderle espejos a José Roberto Dutriz y llevar a la situación precaria que vive este medio. Jajajajaja y ahora anda llorando porque le robaron la laptop y estas y otras verdades podrán salir a flote (pero ya se cura en salud, en su columna del domingo 31 de agosto, y dice que espera difamaciones. Eso se llama, en salvadoreño, matar su chucho a tiempo)
Si todos estos incompetentes estuvieran sin empleo, se hubiera llegado a la cifra solicitada. Pero entre ellos se protegen. No se tocaron porque se trata de una argolla, en la que todos se cuidan sus sillas. Ellos son los culpables del retroceso de LPG, de que la empresa se haya visto afectada económicamente, pero no tienen el valor suficiente para deponer sus puestos porque están cómodos con sus buenos salarios. Pero sé que tarde o temprano se les llegará el día. Espero, para beneficio de LPG y del país entero, que sea pronto. Deseo que José Roberto Dutriz se dé cuenta del tipo gente que tiene en sus jefaturas, no sólo en redacción. Y que ninguno de ellos le anticipó una situación tan evidente que solo denota su poca preparación profesional. Den la cara, acepten públicamente que se han equivocado, denoten cierto grado de humanismo para que por lo menos puedan dormir con la conciencia tranquila y no llevar a cuestas el insomnio de 170 personas que lloran por no saber cómo sacarán adelante a sus hijos y familia. Así como Gabriel denuncia el “atentado” del robo de su laptop y da la cara, por qué antes no habló sobre el atentado de LPG con los despedidos, a los que el mismo día les avisaron que ya no llegaran porque el problema era financiero. El problema es de capacidades, de ausencia de estas en cada uno de los mencionados sobre todo en Trillos, la última víctima de la libertad de expresión porque le sacaron de su oficina la computadora, por favor….