Heriberto Montano
No quiero decir que tus ojos me parieran
Negros desde su abismo de palabras inconclusas
O desde el olor del instinto de tu madre que acaricia
En su atmósfera de cebollas y ternuras
En su traje de sopita para el niño travieso
En su encanto de madre que sonríe al viento veleidoso
No quiero decir que tus ojos me dieran
Esa plácida voz que hoy ilumina mis riesgos cotidianos
Esa oculta inquietud que nutre mis poemas
Esa emoción sorda que oigo en mis silencios
Y esta campana de nostalgia
En mi simple corazón de hijo en el camino
No quiero decir que tus ojos me dieran
Esa tremenda fortaleza para estrechar mis miedos
Y el soplo de vanidad con que elevo mis piscuchas
Y el minuto para recordar que hoy es un día inmenso
Lleno de augurios y astros y senderos
Y amores grandes y tu presencia entre tantos
Ya sé que me lo diste todo madre
Yo sólo quiero enfatizar que desde esa
Óptica precisa de tus ojos que me miran
Dejaste perfumados mis juguetes y mi vida
Dejaste ancladas mis primeras prisas
Y abiertos los paisajes que llevo conmigo
Y azucarado este recuerdo de ojos tuyos
Que me miran que me aman
Que me miran
En ese calendario de meses que se agitan.
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